Las calles del Centro de Lima no son solo vías que conectan plazas y edificios, sino auténticas arterias vivas de la historia de la ciudad. Cada una de ellas cuenta relatos que, desde la época virreinal, han dado sentido a su existencia y han marcado su identidad. Muchas conservan hasta hoy los nombres que recibieron por los oficios coloniales que allí se practicaban, los personajes que las habitaron, algún suceso memorable o incluso por leyendas urbanas limeñas que el tiempo convirtió en tradición.
Otras calles, en cambio, han visto modificados sus nombres a lo largo de los siglos, principalmente tras la reforma de nomenclatura de 1862, cuando las autoridades decidieron reemplazar los antiguos apelativos coloniales por nombres de provincias y departamentos del Perú como parte de un proyecto de modernización urbana. Sin embargo, pese a los cambios oficiales, los limeños continuaron llamando a muchas de ellas por sus nombres originales durante décadas.
Desde avenidas comerciales como Mercaderes y Espaderos, hasta pasajes llenos de leyenda como Trapitos o Comesebo, cada jirón guarda historias insólitas. Algunas calles, como Peña Horadada o Capón, no solo han sobrevivido al paso de los siglos, sino que conservan su nombre y esencia hasta nuestros días.





Las Calles mas Antiguas y Tradicionales
Jirón de la Unión (Plateros y Mercaderes)
Antes de llamarse Jirón de la Unión, varias de sus cuadras recibían nombres distintos que reflejaban la actividad comercial de la Lima colonial. Las más importantes eran:
- Mercaderes: donde se ubicaban las tiendas de sastres, boticas y el Tribunal del Consulado de Mercaderes.
- Plateros: conocida por albergar los talleres de orfebres que elaboraban joyas, custodias y objetos religiosos desde 1613.
Calle Capón
Se encuentra entre el Jirón Paruro y la Calle Capón (Jr Ucayali) y calles aledañas. Originalmente se llamó así por la venta de capones (cerdos castrados) que se realizaba desde fines del siglo XVIII. Desde mediados del siglo XIX se transformó en el epicentro del Barrio Chino de Lima. En 1911 se dividió en Primera y Segunda de Capón, pero los limeños siguieron conociéndola por su nombre colonial. Hoy, el tradicional arco chino de 1971 marca la entrada a esta calle histórica, donde se concentran restaurantes cantoneses, tiendas de productos asiáticos y el mercado central, manteniendo viva la herencia cultural china en Lima.
Espaderos
Llamada así por los talleres de espaderos que se instalaron en esta vía desde la fundación de Lima. En 1630 existían 15 tiendas dedicadas a fabricar y reparar espadas coloniales, convirtiéndola en una de las calles artesanales más importantes del centro histórico. Fue una calle de intenso movimiento comercial virreinal, donde se congregaban militares, nobles y comerciantes. Actualmente forma parte del Jirón de la Unión y se encuentra en la quinta cuadra de esta emblemática vía peatonal.
Peña Horadada
Esta es una de las calles más antiguas del centro de Lima que aún mantiene su nombre original desde 1613, siendo un ejemplo excepcional de conservación. Se le llamó de esa manera por una peña perforada (horadada) que se halla en su trayecto y por donde, según la leyenda del demonio, se escondió el mismísimo diablo tras ser expulsado por las oraciones de los devotos limeños.
Esta calle representa un caso único de cómo los nombres populares, basados en características físicas y leyendas urbanas limeñas, lograron sobrevivir a las reformas oficiales republicanas, manteniendo viva la tradición oral y la identidad cultural limeña.
Los Rastros: Mataderos Públicos
Rastro de San Francisco y Rastro de San Jacinto fueron los primeros mataderos públicos de Lima. Se conocían como “Rastros” porque allí se sacrificaban y vendían reses, cerdos y carneros. Además, servían como punto de encuentro popular, especialmente en fechas religiosas y procesiones coloniales. El primero estaba junto al convento de San Francisco y el segundo en Barrios Altos, cerca del jirón Huánuco.
Calle de la Amargura
Destacaba por su simbolismo religioso. Decorada con pinturas de los pasos de la Pasión de Cristo, era la ruta de las procesiones más solemnes de Semana Santa. Su nombre recordaba el sufrimiento de Cristo y la piedad limeña de antaño.
Calle de los Judíos
Ubicada junto a la antigua Plaza de la Inquisición (actual plaza Bolivar), era escenario de los temidos actos de fe organizados por el Santo Oficio. En sus muros se colocaban cuadros de advertencia para infundir temor a los pobladores.
